No Correspondido
Hay partidos que se pierden sin haber tocado siquiera la pelota, uno sabe que nada puede ocurrir, incluso que nada debe ocurrir, y el sentimiento insobornable aparece, nos arrebata la minúscula serenidad de la rutina domestica. Despojados ya de lo externo, es necesario instalarnos en nosotros mismos y dar el salto abisal. Acaso debemos evadir la decepción, la desilusión, el desencanto. Como diría Lope, ¿Por qué huir el rostro al claro desengaño?
Actúa ese mecanismo oscuro, terrible, generador fundamental del sufrimiento, que es pretender el amor, en la peor de sus formas: el amor no correspondido. La impotencia contra la maldad, la devastadora fuerza de la indiferencia obscena.
Como no recordar la sensación de frustración y fracaso, el estar desarmado, desguarecido, en estado de intemperie emocional. Preguntarse una y otra vez: ¿quien me rescata de la angustia?
Mansamente se llega a la resignación de no tener anhelos de que me ame, pero, a la vez, es tener la fortuna, y el consuelo, de tener alguien a quien amar.
La espera inacabable; la esperanza contiene espera, mas no paciencia, la resignación no llega, y cuando llega no alcanza. Nunca es suficiente.
La fuerza es la voz, no la presencia; cuando la escucho me tranquiliza, cuando no todo es angustia, y esa voz no aparece, el silencio se transforma en el campo de juego de los demonios del terror.
La maldad tiene retorno, la indiferencia no. Se puede volver de la maldad a través de las disculpas, del arrepentimiento. De la indiferencia no se vuelve, porque en realidad nunca se ha ido a ese lugar. Me gusta pensar que a medida que transcurre mi existencia, no sólo modifico mi vida, también modifico la de los demás.
Recuerdo el film “Lolita” dirigido por Stanley Kubrick, aquel que protagonizara James Mason, en el hay una escena profundamente conmovedora. En la película Mason, el profesor Humbert, llega después de un tiempo a encontrarse con Lolita que ya lo había dejado, estando él todavía enamorado de ella, llega a un a casa donde vivía con un joven sucio, un ser perfectamente prescindible, sumidos en la pobreza mas absoluta, ella embarazada y, luego de darle dinero, él le habla de lo que había sido su relación, y ella lo miraba extrañada, sin comprender. Son dos mundos imposibles de reunir, cuando hablaban “Lolita” no tenía registro de la relación, no reconocía ,casi, a quien le hablaba. El abismo entre su edad y la de la niña produce el vacío entre ellos; ese vacío, ese vértigo; la seducción prohibida, la atracción de un peligro mortal, descubriendo tardíamente que no deja huella en ella y, en cambio modifica la vida del hombre, de una vez y para siempre.
Que me usen que me engañen que me mientan, pero no que me ignoren.
Podemos, nos obligamos, a vivir con una centella hundida en el corazón, ilusoriamente nos imponemos seguir adelante con una sonrisa; sólo queda el anhelo de poder evocarla sin pena, y si no, ella persistirá en el recuerdo como uno de esos dolores poco intensos, aunque muy persistentes, que nos preocupan a pesar de su insignificancia ¿acaso no empiezan así las enfermedades graves como el cáncer?
Uno debe poder creer que la recordará (a ella, no importa a cuál) sin amargura.
"Mira que las deseo,
Y que poco me gustan"
Luis Alberto de Cuenca
Salut !!!