Herido de Luz
En una época en que la inteligencia y la intuición están en un silencio cementerial y obtuso, movida mas por la curiosidad que por el interés, aparece ella, prisionera libertaria en su celda gris, reír sonoro que cautiva desde el estuche de terciopelo rojo que la envuelve, provoca y amenaza, impune halagadora. Me habla y se siente neta, definitiva; frente a la ambigüedad fundamental imperante es una ducha en el infierno, como diría De Cuenca.
Robándole poder a la ausencia, afortunadamente mas mortal que divina, de naturaleza cristalina, con esa feminidad sólida de la hembra, que tiene el don de la palabra, que tiene el don de la vida. Lo sabe, claro.
Sin quererlo, me deja mortalmente herido por un rayo de luz que caprichosamente se posa en mi sonrisa, y todavía esta allí, deslumbrante, deslumbrado.
Acecha el sortilegio, esa magia sencilla del descubrimiento; así es mi nueva amiga, fascinante y fascinada
Hemos perdido un crepúsculo, con esperanza nueva aguardo el día.
"Hay que ser sublime sin interrupción"
Baudelaire
5 Comments:
me encantó eso de "estuche de terciopelo rojo que la envuelve"
no siempre se puede ser sublime, entonces hay perdonarse (pero sólo de vez en cuando).
se ve que tenes la misma mirada que tengo yo
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pini: vivimos perdonandonos ( y orando).
en mi caso, debería practicarlo con más frecuencia (al autoperdón).
según tus letras, a vos tampco te resulta tarea sencilla:"...a uno le cuesta perdonar los errores que no ha cometido." (pasiones perimidas, amores caducos..)
el post de la nena y la caracola es precioso, por la imagen que evoca.
los dos hombres -o el mismo desdoblado-son apenas espectadores en la escena de la niña.
me gusta.
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