viernes, octubre 14, 2005

Jorge Bucay

Según informa El País, Bucay, autor de numerosos libros de autoayuda, reconoció haber copiado fragmentos de "La sabiduría recobrada", que Mónica Cavallé publicó en España en 2002, y pidió disculpas a la escritora mediante un artículo que publicó en el número 6 de la revista Mente Sana, que el propio Bucay dirige en España.

"Un error absolutamente involuntario permitió que los textos de la profesora Mónica Cavallé fueran incluidos en «Shimriti» sin la correspondiente y merecida mención de su fuente", escribió Bucay en la revista. (risas y aplausos)

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Las mujeres, que han querido siempre ponerse en el papel de las grandes engañadas de la historia, tienen esta vez una posibilidad de ejercer el victimato en forma cabal y concreta. Aquel que se les presentara como faro y guía, luz espiritual y continente, aquel que les hiciera recobrar la ilusión en la sensibilidad masculina, demuestra descaradamente que es un vulgar cretino, como todos los hombres, ya lo decían sus madres.

Y es que el facilismo pseudo intelectual de este autor siempre fue arteramente dirigido a las mujeres, que ya desde niñas sueñan con ser princesas, rescatadas de las almenas del castillo por un príncipe (azul o no); los hombres en cambio jugamos a ser bucaneros, piratas; los más, policías y ladrones. Este príncipe (azul, verde o negro) las rescato, les enseño lo vano, les hablo profundamente de lo superficial y le creyeron, para ser una vez mas, traicionadas.Policias, piratas, ladrones y bucaneros nunca se llevaron bien con las princesas, aunque a veces las enamoran.

En esta época en que descubrimos que hasta la foto del beso de Doisneau era falsa, este caso no deja de divertirnos y sorprendernos, aunque de sorpresa poco hay, todos siempre supimos que era un chanta, lo que sorprende es la ineptitud o la estupidez. Ensoberbecido de ego, o de ambición, que son lo mismo, se expone mas allá de cualquier límite. Démosle entonces la razón a tantas de sus “enseñanzas”que nos hablan de paciencia. Para qué atacarlo si se autoinmola en la pira sagrada del engaño y la mentira. El fuego es el ridículo, del que no se vuelve.

60 de las 270 páginas de un libro que no voy a mencionar por buen gusto, fueron plagiadas con un grado de impunidad asombroso en estos tiempos en que las comunicaciones son tan veloces como la instantaneidad misma de la obviedad absoluta, burda, casi chabacana.

Cito textualmente a El País de Madrid: Bucay se definió como un "docente repetidor de cosas. Yo aggiorno y modifico. No soy el gran pensador o sabio que se quiere hacer de mí", dijo. No solo es estupido, sino que toma por estupidos a todos los demás, la actitud certera del estafador.

Lo importante del caso no es que este individuo haya plagiado a una reconocida académica española, que esto no nos quite de la vista lo principal, este hombre escribe muy mal. A no olvidarlo

Hablar macanas, el bajo estipendio al escritor negro , la falta de discreción, la banalidad gratuita, se pagan, a veces de un modo costoso, otras, con la simple desaparición, esperemos que este sea el caso.