Mea Culpa
Dice un amigo -amigo y famoso- que toda mujer es destructiva aunque sea de goma. A pesar del tiempo, que siempre expía las heridas, a pesar de la vida nueva, con nuevas ansias, aquellas ilusiones arrebatadas, esa traición, permanecen inmutables, poema raudo y sangriento del mal amor que no murió en el adiós.
Irreparables, así algunos califican ciertos daños, pero para nosotros, los vengativos, siempre hay una forma de desagravio, un consuelo ultimo aunque mas no sea; a veces este acto es casi imperceptible, o quizá, sea confundido con cualquier otra cosa, incluso con cierto buen hado; la verdad, después de haberlo conocido, de haberla visto con su marido un rato largo, mi mejor venganza es lo que ella cree su felicidad, creo que todas mis maldiciones llegaron, se cumplieron, y a no darse por satisfecho, que se viene algo peor, seguro.
Todos contentos.
Lo dijo un tal Miguel de Cervantes…
«¡Oh Memoria, enemiga mortal de mi descanso
... Aquella que de mi corazón y libertad tiene la llave...»