Enero
Exalta el mes de enero su incandescencia, el ya conocido fuego del verano invita; antes de adolecerse de si mismo, se entrega puro, en llamas, al viaje del recuerdo y del olvido.
No siempre es necesario traspasar océanos, volar los mares, caminar los cielos, las cosas bellas suelen estar, de modo despreocupado, en lugares inmediatos. No es la geografía que las esconde, es el descuido.
Dejamos escapar la belleza del mundo, la belleza de la vida, hay mucha belleza no atendida y yo estoy ahora en la mejor predisposición a estar en el mundo sin brusquedades, a fundirme con el siempre mundo, desertando de la historia, liberando las cárceles de sombras.
La memoria, ese oficio de caminantes, puebla el paisaje de exiliados, exentos y exquisitos y sencillamente ex, que son la mayoría.
Desde el invierno veo el descenso del verano, no quiero trasladarte dolores, los enterramos aquí en la mar, y el mar generoso, al sentirnos, detrás de cualquier ola, suelta una golondrina, como por equivocación.
Esperar todo quizá sea la forma de quedarse con nada. Esperar nada, es una idiotez.
La apostasía del amor es pecado, la indiferencia imperdonable, el evitarlo, criminal.
“El flirt es algo que parecía que sí y era que no, pero sin llorar.
También es lo que parecía que no y era que sí, pero sin reír. “
Jacinto Miquelarena