Palabras
Como un naipe doblado por la lluvia, como un torero herido en el riesgo tonto, como penúltimo cisne huérfano; así entrega el hombre su intimidad, doméstica y sentimental, al Yago de todas las traiciones compasivas. Se transforma sin notarlo en el verdugo ciego y voluntario de sí mismo.
Busco en los cuartos traseros, lacerado y lateral, por los espejos rotos, por los vidrios que espejean, y sin embargo dejan ver en el silencio del crepúsculo, en el panteón menestral de nuestros muertos, la luz petrificada del bisel, el arco iris de la ilusión.
Esa ferralla desplomada del idioma no hace mas que confundir, es un océano de mares goteando en una palangana, es la noche quebrada por el capricho blanco, es la tensión que transforma a todas las palabras en inútiles para explicar la sombra arrojada. Todas las palabras son esa sombra. Ninguna lo es.
La voluntad crecedera, rebelde, literaria y grave del escritor, transparencia vestida de relámpago, incendia el tópico del vivir por la cresta del idioma, los signos no la amparan. Quevedo llamo a Dios autor del día, y de eso se trata, imaginar, crear y recrear, un bello día, con sol si es posible.
Por asco de la vida, amor imposible a los amigos y tristeza natural de las fiestas, vivo últimamente, recreando el producto de mi invención, como Homero se inventó a Ulises; sigue bullendo el alma unidimensionada y rebelde, la imaginación sin poder del hombre interior e interiormente libre.
Haciendo, como siempre, malabares de amor y de armonía.
1 Comments:
Viento dile a la lluvia
Que quiero volar y volar
Hace más de una semana
Que estoy en mi nido
Sin poder volar.
Viento dile a la lluvia
Que la final mi nido destruirá
Yo estoy con mi compañera
Hace una semana sin poder volar.
Yo estoy con mi compañera
Hace una semana sin poder volar.
Yo estoy con mi compañera
Hace una semana sin poder volar.
Viento dile a la lluvia.
Litto lo puso de esa manera
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